Movilidad a Isla Reunión. 

Nuestro director nos cuenta su experiencia vital en su diario de reflexión que escribió durante su estancia en Isla Reunión junto con 6 alumnos y una compañera. Queremos incluirlo aquí tal y como el lo vivió en primera persona.

DÍA 1 - SÁBADO 3:

Quedo con el alumnado y sus familias a las 5.45am enfrente del bar El Viejo en Boñar. La temperatura es muy fría.

Nos recogen dos taxis. En uno cargamos las maletas y nos subimos dos alumnas (Nerea y Aitana) y yo, junto a la conductora. En el otro van el conductor, cuatro alumnos (Iván, María, Ariadna y Paula) y mi compañera .  En algún punto de la ruta, los conductores hacen una parada para ir al baño y comprar agua. A las 8.00 am hora portuguesa paramos a desayunar en Rodáreas Vidago Área de Serviço. Continuamos hasta el aeropuerto de Oporto. El viaje es cómodo. Intento no dormirme para dar conversación a la conductora. Las alumnas han conectado su música al Bluetooth del coche y, cuando no van durmiendo, esta es la que nos ameniza la ruta.

A las 12.50 sale nuestro avión para París. Nos obligan a facturar las maletas alegando que ya no hay sitio en cabina. Cuando aterrizamos en París el clima vuelve a ser invernal.

Apenas hay personas en el control para las puertas de embarque, pero invertimos bastante tiempo en atravesarlo porque tenemos que guardar todos los productos de higiene en bolsitas trasparentes pequeñas. Algunas alumnas entregan parte de las cremas a sus compañeras para que les quepa todo a presión en la bolsita.

Intentamos entrar en la zona VIP de AirFrance pero, por supuesto, nos niegan el acceso, a no ser que paguemos 60€ por persona. Así que nos dirigimos a la sala de espera de la puerta de embarque de nuestro vuelo y allí hacemos tiempo.

A las 21.00h despega el avión rumbo a la isla. Algunas alumnas se ponen calzado cómodo para viajar. Mi asiento está en pasillo, junto a Laura y un médico francés que realiza la travesía con frecuencia y le va contando todo lo que debemos hacer en la isla a la que denomina “isla intensa”. Después de la cena caigo rendido porque arrastro cansancio acumulado. Laura salta por encima de mí para poder salir al baño y a asistir a las alumnas en un conflicto con una viajera…me hubiera gustado colaborar, pero no me entero.

DÍA 2 - DOMINGO 4:

Aterrizamos en el aeropuerto de Saint Denis a las 11.00h (8.00 h en España). Una vez que salimos del avión vamos a los baños a asearnos un poco. Algunos se cambian de ropa. Afuera nos esperan las familias y la profesora Stephanie, que también acoge a una alumna. Nos presentamos y nos informan de que haremos un alto en el camino para pasar el día en la playa. Subimos a los coches y nos dirigimos a La Saline – Les - Bains. Allí nos ponemos los bañadores y ayudamos a las familias con las neveras y cestas de comida.

El picnic se instala bajo una carpa. Nos ofrecen limonada para empezar. Nos bañamos y después probamos los platos que han preparado: samosas, carne de cerdo, varios pasteles de verduras, lichis...                      

Los chavales instalan las toallas un poco alejadas de la carpa, se bañan, comen algo y deciden alquilar unas tablas de paddle surf.

Continuamos ruta a Saint Pierre, nuestro destino. Stephanie nos conduce hasta el apartamento y descubrimos que está a 20 min en coche del colegio. Por lo que ella se ofrece a recogernos algún día para ir a clase.

Nos instalamos. Hay dos habitaciones y un gran salón con chaise longue. Salimos a cenar y vemos el partido del mundial junto con residentes de Saint Pierre.

DÍA 3 - LUNES 5:          

Benedicte, la profesora de música, nos recoge aquí, en el aparcamiento de este centro cultural cercano a nuestro apartamento.

Al llegar a la escuela, nos sorprenden los mangos por el suelo y los árboles de mango. Laura coge alguno a pesar de las advertencias de Benedicte. Para nosotros es una lástima verlos por tierra y no nos importa que estén algo machacados, pero a la hora del café nos enteramos de que la razón por la que nadie los recolecta es que pueden estar infectados por las ratas o los perros callejeros.

También nos llama mucho la atención un patio central, medio cubierto, alrededor del cual circulan los alumnos en fila para entrar a sus clases y que sirve como aula de estudio cuando falta algún profesor. Hay una figura no docente que se encarga de vigilar a los que permanecen allí y asegurarse de que todo está en orden en el centro escolar.

Nos presentan a varios compañeros y comenzamos la jornada en clase de Stephanie observando y participando en una actividad en español para romper el hielo y conocerse más. Consiste en tirar dos dados y colocarse en la casilla que indiquen (como si se jugase a Hundir la flota). En esta habrá una pregunta que responder o un reto a realizar.

Más tarde, con la colaboración de la profesora Benedicte, trabajamos una canción típica de la isla: Kaskavel de Maximin Boyer con letra de Jean-Paul Cadet, interpretada por el grupo Kayanmbé.

Benedicte pide a los alumnos que reconozcan los instrumentos que suenan (kayamb, rouleur, guitarra, voz, triángulo…). Nos explica que hay dos tipos de música tradicional en la isla (Mayola y Sega) y que están influenciados por la cultura Zook.

Asiste a clase también la Coordinadora Erasmus que entrega unas postales al alumnado para que escriban a sus familias.

De 11.30 a 13.00h es el descanso para comer. Voy al comedor acompañada de Stephanie y con las correspondientes bandejas nos instalamos en la sala de profesores donde nos presentan a otros miembros del equipo docente.

Cuando terminan las clases, nos conduce Stephanie de vuelta al apartamento. Reposamos un poco, salimos a comprar algo de fruta, leche, agua y otros alimentos para el desayuno. Volvemos al apartamento y sobre las 7 de la tarde buscamos un restaurante que nos han recomendado para cenar.

DÍA 4 - MARTES 6:

Nos recoge Stephanie. Llegamos a la escuela, tomamos un café en la sala de profesores y nos dirigimos al parking a la espera del autobús que nos llevará a visitar un volcán. Llega con 40 minutos de retraso. Lo achacan al exceso de tráfico en las horas punta y a que no cuentan con un transporte escolar específico, sino que contratan el servicio del transporte urbano.

El tráfico es intenso y continuo. Pasamos al lado de unas básculas que pesan la caña de azúcar.

Tras atravesar diferentes pueblos, comenzamos la ascensión hacia el volcán. El paisaje cambia. Nos detenemos en un mirador para apreciar las vistas del valle creado por el río Remparts y el trazado de unas cascadas que ahora no se aprecian debido a la sequía.

Continuamos ascendiendo y encontramos granjas con ganado bovino estabulado. Se va metiendo la niebla a medida que avanzamos.

Bajamos del autobús y nos dirigimos al local de recepción turística. Cuenta con una pequeña cafetería y paneles de explicación, además de una reproducción en 3D del volcán.

Llueve y está cubierto de niebla, con lo que no podemos apreciar nada de lo que esperábamos. Para consolarnos, compartimos una crepe recién hecha.

Emprendemos el descenso porque la situación meteorológica no permite otra actividad.

Más abajo, ya sin niebla, nos instalamos bajo unos quioscos para tomar el almuerzo. Stephanie ha preparado bocadillos para nosotros.

Aún realizamos otra parada antes de regresar al colegio para apreciar desde un mirador otro valle con el río que lo ha formado y, a lo lejos, debajo de nosotros, una de las famosas pozas con su cascada que aparecen en las guías turísticas y que, junto a las innumerables rutas de montaña, destacan por su atractivo en la isla.

Para la cena, quedamos con Stephanie y su marido para ver el partido de fútbol de España y Marruecos en un bar del paseo marítimo, pero no tenemos suerte ya que se corta la conexión de internet y cesa la proyección. 

DÍA 5 - MIÉRCOLES 7:

    Los miércoles no hay clase por la tarde, con lo que la jornada finaliza a las 11.30. Stephanie nos acerca al centro. Comemos en un Wok y nos pasa a recoger para visitar la costa sur de la isla y la zona Gran Brûlé, cubierta por coladas de lava que han llegado incluso al mar.  

    Cuando regresamos, nos preparamos y salimos a cenar a un restaurante especializado en pescado: Betlem. Encontramos todo exquisito: la comida y el trato.

    DÍA 6 - JUEVES 8:

    Nos levantamos un poco más tarde. Laura prepara los croissants a la plancha. Yo la fruta para la excursión y dos mangos para el desayuno. A las 7.33 nos espera Thierry en el número 23 de Rue de la République con su hija Emilie. Llegamos al instituto y vamos al parking del transporte escolar y urbano. Nos acompañan dos personas de Servicios Cívicos, María, de Madrid, y Louis, de Francia. Esperamos hasta que nos informan de que no habrá autobús para llevarnos a Saint Gilles. Regresamos a la escuela perplejos y cabreados.

    La burocracia, tan jerarquiza, nos resulta caótica y poco resolutiva. Al parecer, la persona encargada de reservar el autobús no lo había hecho. Se decide que iremos de excursión al día siguiente y que permaneceremos en el centro hasta que finalice la jornada escolar realizando algunas de las actividades propuestas para el viernes.

    En grupos traducimos algunas estrofas de la canción Kaskavel al castellano y al inglés, las ensayamos y Thierry graba los audios y algunos vídeos para un posterior montaje.

    Comemos en el aula los bocadillos que habíamos preparado. Hace bastante calor y el alumnado se queja. Parte de nuestra labor es procurar que las alumnas españolas cumplan con las normas de vestimenta del centro, ya que los estudiantes reunioneses llevan uniforme desde hace dos años.

    Después de comer también jugamos a Le Loup… la versión de uno que el alumnado de Boñar llama “El pueblo duerme”.

    Regresamos a casa con Stephanie y sobre las 18.00h salimos a dar un paseo y cenar. Noche accidentada: una alumna nos requiere amenazando con irse de la casa de la familia para un hotel. Contactamos con las responsables del programa de nuestro instituto y, como Stephanie se ofrece, se acepta sacarla de la casa y que se aloje en la de Stephanie junto con Nerea. Todo parece truncado este día, la comida y el servicio del restaurante nos decepcionan y el precio es excesivo, pero lo pagamos sin formalizar ninguna queja.

    DÍA 7 - VIERNES 9:

    Nos recoge Thierry que nos regala una bolsada de mangos (que no podremos llevar a España) recolectados en el patio de su casa. La jornada de hoy realizaremos el viaje previsto para el día anterior. El autobús llega, de nuevo, con algo de retraso. Salimos hacia Saint Gilles – Les – Bains. El conductor es inexperto y no conoce muy bien la ruta, por lo que Thierry le indica hacia dónde debe dirigirse una vez entramos en el pueblo de destino.

    Primeramente, vamos a un complejo de tiendas. A pesar de haber estipulado una hora de encuentro no logramos cumplir con el horario previsto. De ahí nos dirigimos, atravesando la playa, hacia el Acuario. Conseguimos llegar a tiempo. Thierry ha preparado una actividad para que los alumnos realicen por parejas. Deben reconocer una serie de peces y especies y grabar algún vídeo.

    La salida está estratégicamente situada tras la tienda de souvenirs donde invertimos más tiempo del debido porque se forma una cola enorme ya que solo hay un dependiente para atender el recinto. Hambrientos, nos dirigimos al autobús y de allí a una playa cercana con la intención de pasar el tiempo que queda antes de tener que regresar a Saint Pierre. El conductor vuelve a dar muestras de su inexperiencia cuando maniobrando hace que el vehículo quede bloqueado en una rotonda del aparcamiento. Como no logra moverlo, decidimos sacar los bocadillos que había preparado el colegio para el grupo y dirigirnos a la playa con los estudiantes. 

    Los estudiantes franceses no se pueden bañar porque la normativa indica que debe de haber un profesor responsable de Educación Física y no ha podido asistir. Meten los pies en el agua o se tumban en la orilla. Apenas contamos con una hora para comer y darnos un baño. En cuanto logran “desatascar” el autobús regresamos para el colegio. Thierry no ha tenido tiempo ni de comer.  

    Para la cena han reservado en un restaurante de comida criolla como despedida de nuestra estancia. Compartimos con Nuah, la responsable Erasmus, Stephanie, Benedicte, Tony y una profesora de Valencia y su marido que también está realizando un Job Shadowing y estableciendo contactos para hacer intercambio de alumnado. Después de cenar,  vamos a un bar con terraza al lado del mar. Hace bastante aire y es fresquito. Tomamos ron típico de la isla y conversamos hasta que decidimos regresar al apartamento, donde nos acerca Stephanie en coche.

    DÍA 8 - SÁBADO 10:

    Me despierto antes que el resto, me preparo y dispongo para hacer la maleta, dejar el apartamento curioso preparar una bolsa con los mangos y otros restos de comida para Stephanie. Sobre las 11 nos viene a buscar ella, que ha dejado a su hija, Nerea y Paula tomando algo en el centro. Entregamos las llaves del apartamento a la dueña, cargamos las maletas en el coche y nos dirigimos hacia el mercado tradicional, encarecidamente recomendado.

    Ahí pasamos la mañana, recorriendo los puestos, probando las exquisiteces que nos ofrecen, comprando souvenirs y, a última hora, cuando ya están retirando los puestos (sobre las 12.30h), 4€ de fruta de la pasión, aún a sabiendas de la posible multa del control del aeropuerto.

    Stephanie y las chicas se han ido para su casa y nosotros nos dirigimos al restaurante que habíamos reservado el jueves, Au Convivial, para darnos nuestro último homenaje y despedirnos de la gastronomía de la isla. Disfrutamos tanto como esperábamos.

    Sobre las 3 de la tarde nos recogen Stephanie y Nerea y nos vamos hacia el aeropuerto, pero haciendo parada en La Saline - Les - Bains, la playa que nos recibió cuando llegamos y que ahora nos despide. Stephanie ha cuidado los detalles y, además de toallas para nosotros, ha traído snorkels para que podamos apreciar el fondo marino. La experiencia no estuvo exenta de sustos porque cerca de nosotros, escondida entre unas rocas, vimos varias veces a una morena y también al pez León, del que habíamos aprendido el día antes en el Acuario de Saint Gilles.

    Cuando lo consideramos, nos duchamos y cambiamos para llegar al aeropuerto. Había bastante tráfico. Cuando llegamos, ya estaban casi todas las familias esperando. Estuvimos un rato haciendo fotos de grupo y hablando sobre su viaje cuando vinieran a España. La despedida fue emotiva. Los chavales estaban nerviosos y no se querían separar de sus corresponsales.

    Redistribuimos el equipaje para poder pasar los controles sin problema y nos pusimos a la cola. Aunque pité, no se sabe por qué, al atravesar el control de pasajeros, no tuve problemas con las frutas que llevaba en la mochila.

    Ya en el Duty Free compramos una botella de ron para convidar a los compañeros del instituto y nos fuimos a la sala de espera. A las 20.45h embarcamos. En el avión, escogí ventana para dormir y no interrumpir el movimiento de nadie. Cenamos, vi una película y descansé todo lo que pude.

    DÍA 9 - DOMINGO 11:

    Después del desayuno, el avión aterrizó en París a las 6.25 de la mañana. Me sorprendió que aún fuese de noche, tras una semana vivenciando el amanecer a las 5.00 am. Tan pronto como recogimos las maletas, nos dirigimos a pasar el control y a la puerta de embarque. A pesar de estar allí con tiempo, no conseguimos subir a cabina las maletas porque no nos colocamos entre los primeros de la fila.

    Despegamos a las 8.55h y a las 10.10h aterrizamos en Oporto. Cuando recogimos el equipaje de la cinta, salimos a buscar nuestro taxi. No habían podido aparcar delante de la puerta y caminamos hasta donde estaban. Nos distribuimos de la misma que en el viaje de ida.

    Hicimos una parada para comer en un área de servicio.  Sobre las 5 de la tarde finalizamos el viaje.